Sanidad pública y estado del bienestar, las dos orillas


A Dempeus per la salut pública estem seguint amb atenció la lluita política entorn al projecte de salut pública per tota la població dels EEUU. Fa poc hem publicat el discurs de Barack Obama davant el Congres i el Senat sobre aquest tema. Ara us oferim la opinió de José Luis González, profesor de la Universidad Miguel Hernández, que destaca la incongruència que a Europa s’estigui desmontant un sistema sanitàri públic que tant ha costat de construir.

Sanidad pública y estado del bienestar, las dos orillas

PlanisferioCuloJOSÉ LUIS GONZÁLEZ Cada vez que viajo a Estados Unidos y tengo encuentros con alumnos para discutir sobre política y periodismo, me llama la atención lo interesados que están los jóvenes norteamericanos, más informados, por las prestaciones sociales todavía existentes en la vieja Europa. Hace ahora un año, el entonces ministro de Sanidad español, el profesor alicantino Bernat Soria, fue invitado a Nueva York para explicar las bondades de nuestro sistema público sanitario y el funcionamiento de la Seguridad Social. Después de aquello tuve la ocasión de entrevistar al presidente del Partido Demócrata en Carolina del Norte, el prestigioso abogado Jerry Meek, arquitecto político del vuelco histórico que se produjo en aquel estado, y quien durante los últimos años centró su acción política en el triple eje de la economía, la sanidad y la educación. El titular de aquella conversación con el señor Meek fue: «Queremos desarrollar un sistema de salud pública como el español». Obama y todo el Partido Demócrata emprendieron el mismo día que ganaron las elecciones una auténtica cruzada, una especie de revolución interna encaminada a lograr un estado del bienestar a imagen y semejanza de la socialdemocracia europea. Pero lo que para nosotros son logros asimilados hace años y que peligrosamente estamos dejando de valorar, para la administración Obama está resultando una misión casi imposible porque Estados Unidos todavía parece no estar preparado para avanzar en esa dirección.
Volviendo al señor Meek, se lamentaba profundamente de que «en Estados Unidos no puede haber 40 millones de personas sin seguro médico, es alarmante que tengamos bolsas de pobreza e indigencia como las que tenemos, ésto hay que cambiarlo, Obama lo cambiará seguro». Pues bien, no parece tan seguro o al menos el presidente va a tener muchísimo trabajo para superar las trabas de los republicanos más recalcitrantes que trabajan al dictado de las multinacionales aseguradoras que no quieren perder su lugar predominante en este sistema absolutamente injusto e insolidario. Ejemplos estamos teniendo muchos durante los últimos días, el último y más sorprendente los insultos recibidos por Obama en el Congreso de los Estados Unidos, provenientes de un exaltado congresista republicano. La simplificación del discurso y la manipulación han logrado que cale el mensaje de que la sanidad pública universal que propugna Obama es sinónimo de políticas dignas de un comunista malvado que quiere llevar el marxismo a la vida pública norteamericana.
Me cuentan algunos colegas de allá que la crisis ha provocado situaciones críticas en muchas familias de clases medias y medias-altas. En las universidades, se han dado casos de creación de redes de apoyo a profesores que tuvieron que dejar de pagar los caros seguros médicos para hacer frente a las hipotecas. No son raros los casos de familias que pasan del todo a la nada en 48 horas porque no existen garantías sociales consistentes en aquel país.
Y mientras Obama lucha contra los poderosos lobbies de las aseguradoras, mientras en Estados Unidos se mueven los cimientos de una tímida revolución encaminada a lograr unas mínimas cuotas de bienestar social, aquí, en Europa, en la vieja Europa, nos permitimos el lujo de ir poco a poco desmantelando lo que tanto costó conseguir, muchas veces bajo el manido pretexto de la crisis. Muestras de estas políticas neocons las tenemos en comunidades autónomas como Madrid o Valencia, gobernadas por el Partido Popular, pero más paradójico aún resulta que en comunidades socialistas, como Castilla-La Mancha, también se esté experimentando en este sentido. La salud y los servicios sociales nunca pueden ser un negocio, los pacientes, los ancianos, no son mercancía.

José Luis González es profesor de la Universidad Miguel Hernández


Font: información.es

Vist a: CAS Madrid

Acerca de Dempeus per la salut pública

Col·lectiu de persones en defensa de la salut pública
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