El timo de la homeopatia


suicidio homeopático en MadridFa uns dies un grup d’uns 200 activistes van fer un simulacre de «suïcidi homeopàtic» a diversses ciutats de l’estat ingerint altes dosis de pastilles homeopàtiques amb l’objectiu de posar en evidència la ineficàcia d’aquests remeis alternatius. La notícia la ha publicat entre d’altres ARA.cat «Protesta global contra la homeopatia» i Público «El ‘suicidio’ homeopático no mata» .

A la foto, participants a la protesta a Madrid.

No és el primer cop que parlem d’homeopatia en aquest bloc. en especial la conversación con Eduard Rodríguez Farré sobre la homeopatía y medicinas “alternativas” 

En el nostre col·lectiu, tot i que hi ha diferències de matís, som de la opinió que es tracta d’un simple placebo que en el millor dels casos no fa mal directament però que pot fer mal i molt per omissió.

També entre nosaltres hi ha qui no és tan radical al respecte de la homeopatia, com el Toni Barbarà que diu que no ho és per dos motius:

UN.- que lluny de ser la panacea (que no ho és !!) com alguns pretenen és una teràpia particular i «diferent», amb una base etiològico- oligo- farmacològica si més no opinable, que en alguns casos i per determinades persones i dolències pot funcionar, i

DOS , que si això és pot considerar com un Placebo, tampoc podem desestimar-lo d’entrada, per allò de que finalment és útil i no «fa mal»… Tan sols opino que és denunciable en dos aspectes.

HOMEOPATIAUN estrictament lucratiu -comercial, denunciant el negoci que mou i els excessos de propaganda i publicitat (enganyosa alguns cops), i

DOS: que aquestes teràpies no substitueixin mai, ni retardin tampoc, l’ús de les terapeútiques contrastades, científiques, o dites convencionals del sistema sanitari, doncs en aquest cas sols poden suposar una veritable agressió i una praxis denunciable i a cops tràgica, per omissió del tractament protocolitzat. D’aquí que nosaltres (al menys jo) utilitzem el qualificatiu de teràpies «complementaries» i no pas el de «alternatives». No es tracta de decidir una O l’altra, sinó en tot cas de «prova, o sumar, a més del tractament base»,  Finalment no posem tot al mateix calaix. cal diferenciar dins el conjunt de les dites teràpies no convencionals, doncs n’hi ha de plenament solvents i contrastades científicament o per la mateixa història com la acupuntura, osteopatia, medicina tradicional xinesa, naturopatia, etc,

També el nostre company farmacèutic Joan Ramon Lladós ha volgut dir quelcom al voltant d’aquesta qüestió:

bolita-homeopatica-2Des el punt de vista tècnic està clar que es tracta de productes sense un efecte terapèutic demostrat. Es tracta, per tant, de productes-placebo. Un aspecte, com diu el Toni, és que puguin tenir una certa utilitat en mans expertes, en determinades patologies i en determinats pacients.

Un altre tema és la pràctica de la Homeopatia, moltes vegades duta a terme per «falsos» metges.

Altre tema és l’abandonament de teràpies mèdiques consolidades en favor de «tractaments alternatius», situació aquesta extremadament perillosa.

Podriem dir que:

«Hom patia d’una malaltia i,
amb la Homeopatia,
tot era igual cada dia»

I encara més:

«La Homeopatia és la «ciència», amb la qual i sense la qual, el pacient es queda tal qual!»

El magnific artícle de Público que reproduïm a continuació fa una crítica sense paliatius a aquest car placebo del qual es forra més d’un i que vol anar guanyant terreny en l’àmbit universitari. El Sergi Raventós ens recomana llibre «La homeopatia, vaya timo» de l’editorial Laetoli denuncia les pseudociències, paraciències i demés fraus, que encara no ha llegit, però que promet.



No es un secreto que en las universidades españolas abundan los cursos dedicados a promocionar las pseudociencias. La Universidad de Barcelona, por ejemplo, imparte desde hace años un máster en “Medicina Homeopática y Acupuntura”, la de Lleida celebró hace año y medio un bochornoso “Curso de iniciación a la Astrología”, en la Universidad Autónoma de Madrid se celebró en su día un “Congreso Internacional del Eneagrama”, y en la de Castilla-La Mancha aún resuenan los ecos del seminario espiritista “Vida después de la vida”. Pero la estrella de las supercherías disfrazadas con bata blanca es la homeopatía, y su mayor éxito tuvo lugar el 27 de octubre de 2010, el día en que Laboratorios Boiron y la Universidad de Zaragoza firmaron la creación de una cátedra de Homeopatía, la primera de estas características en España.

Las personas que la utilizan o que han oído hablar de ella suelen definir la homeopatía como una “medicina natural”. Esta vaga descripción no es fiel a la esencia pseudocientífica de esta disciplina, cuyas bases fueron establecidas por Samuel Hahnemann a finales del siglo XVIII y que han permanecido invariables desde entonces. Este médico alemán postuló que una dolencia determinada puede curarse empleando sustancias que causen síntomas parecidos a los que se sufren (de ahí su nombre: “homoios”, igual, y “pathos”, sufrimiento). Por ejemplo, los homeópatas emplean la cebolla (rebautizada como “allium cepa”, que suena más místico) para tratar el catarro sencillamente porque el olor de la cebolla también provoca congestión nasal.

Y la cosa no queda aquí: el segundo principio fundamental de la homeopatía es el de las diluciones infinitesimales. Según Hahnemann, lo que cura no es la sustancia material, sino su “espíritu curativo”, que es tanto más potente cuanto más diluida esté la preparación original. Para liberar este espíritu los homeópatas diluyen, por ejemplo, una parte de la sustancia original en 99 partes de solvente, toman una parte de la mezcla resultante y la vuelven a diluir en otras 99 partes de solvente, y así sucesivamente. Haciendo algunos cálculos, cualquier estudiante de Química sabe que a partir del ciclo 23 ya no quedará ni una sola molécula del preparado original, pero los creyentes en la homeopatía van mucho más allá: una gota de café disuelta en el Océano Pacífico no les serviría como remedio (contra el insomnio, claro) porque aún contendría demasiado “coffea cruda”, como llaman al café. La dilución idónea sería 30CH, el equivalente a una gota en 1.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000 de océanos.
En los remedios homeopáticos no queda nada de la sustancia original que pueda producir ningún efecto o la cantidad de sustancia es demasiado pequeña como para producirlo. Los homeópatas lo saben, pero aseguran que funciona gracias a un mecanismo que es más que un mero efecto placebo. Sin embargo, aún no ha sido descubierto y además viola los principios de la Física y la Química. Para comprobar esto hay que apartarse del tan socorrido (y tan poco verificable) “a mí me funciona” y emplear alguna de las pruebas científicas controladas que se utilizan a la hora de verificar la efectividad de un medicamento, como por ejemplo los estudios clínicos aleatorizados con doble ciego. De forma muy breve y simplificada, esto significa que se realiza un estudio con dos grupos de personas sin ningún tipo de selección previa; a uno se le da la medicina en estudio y al otro una pastilla de azúcar (placebo) sin que ni ellos ni el médico que la dispensa sepan si les da una u otra cosa. Una vez se han puesto en marcha estas salvaguardas contra los prejuicios tanto del paciente como del experimentador, se procede a administrar el tratamiento y se comprueba su efectividad. Cuando se ha hecho este tipo de estudios, bien diseñados, el resultado es que la homeopatía no se diferencia en absoluto del placebo, cosa que se puede comprobar consultando, por ejemplo, las prestigiosas revisiones bibliográficas publicadas en la Biblioteca Cochrane Plus, accesibles para cualquier interesado.

Si nos aferramos a las pruebas, la homeopatía, parafraseando al músico Tim Minchin, viene en dos formatos: el que no se ha demostrado que funcione y el que se ha demostrado que no funciona. En los países de nuestro entorno que la incluyen en la sanidad pública se viene pidiendo repetidamente, desde ámbitos científicos y médicos, que deje de financiarse para emplear los recursos en tratamientos demostrablemente eficaces. La legislación europea, sin embargo, reconoce los remedios homeopáticos como medicamentos (si bien, significativamente, no obliga a demostrar su eficacia para autorizar su venta), y en España todos los grupos políticos han manifestado repetidamente su apoyo a esta pseudomedicina.

La situación legislativa se debe a las presiones de los laboratorios fabricantes de remedios homeopáticos, pero buena parte de la popularidad de la homeopatía entre la clase política y entre muchos ciudadanos es debida simplemente al desconocimiento de su inutilidad como terapia. Para dar a conocer lo que realmente es esta pseudociencia, hoy, a las 10:23 horas, se celebrará en más de una decena de países un “suicidio por sobredosis homeopática” convocado por la Sociedad de Escépticos de Merseyside (Reino Unido). Los participantes ingerirán una cantidad de pastillas que, si se tratase de medicamentos de verdad, los matarían casi al instante, pero, al ser remedios homeopáticos, les producirán, como mucho, una pequeña subida en el nivel de azúcar en sangre. Y es que la homeopatía no produce efectos, ni negativos ni positivos: en realidad no contiene nada.

Félix Ares es Presidente de la Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico (ARP).

Marta Menéndez es Presidente del Círculo Escéptico

También firman este artículo: Fernando Frías, José María Mateos y Borja Robert, organizadores del “Reto 10:23” en España.

Ilustración de Enric Jardí

Fuente: Público

Acerca de Dempeus per la salut pública

Col·lectiu de persones en defensa de la salut pública
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